Por Armando Martín Barrantes Martínez. Magister en Gerencia Social PUCP.
Entre mis recuerdos de la universidad, destacan las magistrales clases del profesor Julio Cotler. En ellas, cuando quería evitar extenderse en la descripción de lo negativo de algún político, utilizaba la breve pero contundente frase: «el inefable». Con esa palabra, todos sus alumnos entendíamos que se refería a la peor escoria de la clase política vigente.
Ayer escuché una entrevista del «inefable» Morgan Quero Gaime, quien se disculpaba por la manera en que dio el pésame por la muerte de un profesor asesinado. Sus palabras, más que mostrar respeto, parecían un delirio propio de esos caviares disfrazados de dirigentes. Esta no es la primera vez que la torpeza marca las intervenciones de Quero Gaime. Ya pidió perdón por justificar, de manera grotesca, las violaciones de niñas como «prácticas culturales», y ahora se disculpa por faltar al respeto a la comunidad educativa. Va de disculpa en disculpa, mientras la gestión del importante sector educativo sigue estancada.
Quero Gaime ha logrado posicionarse como ministro gracias a su estilo servil y adulador. Parafraseando una canción popular, «no tiene talento, pero es muy» adulón, y eso parece ser suficiente en la corte de Dina Boluarte, la «Nerón» de turno. Durante la entrevista, no desaprovechó la oportunidad para colmar de elogios al premier y al actual ministro del Interior, a quienes describió como los mejores funcionarios que ha tenido Perú en su historia republicana. Sin embargo, sus halagos parecen ser un presagio de lo que está por venir. Ya lo hizo con el ex premier Otárola semanas antes de su destitución, cuando aseguró que «no había un mejor premier para el Perú», y poco después, Otárola fue despedido. ¿Será que Morgan Quero se ha convertido en el heraldo de Dina Boluarte, anunciando con su peculiar verborrea turiferaria la inminente destitución o reemplazo de sus «eximios» ministros?
Aprovecho para expresar mi solidaridad con Juan Acevedo, quien se ha convertido en otra víctima del gobierno de Dina Boluarte. En un claro acto de venganza por ser un crítico del actual régimen, el inefable Morgan tuvo la «brillante» ideota de dejar sin efecto el Premio «Casa de la Literatura 2024», que estaba destinado al querido maestro y amigo Juan Acevedo. Sin embargo, el verdadero reconocimiento para el maestro Acevedo no necesita de premios oficiales; está en el aprecio de los jóvenes que leemos y releemos sus inolvidables historietas como El Cuy y La Araña No, entre tantas otras.